Promover la salud y el bienestar
Los terapeutas de nuestro centro nos esforzamos día a día por dar respuesta y aliviar el sufrimiento de nuestros pacientes desde una perspectiva científica. La psicología como ciencia, es una disciplina relativamente joven y está continuamente avanzando, por eso requiere de los profesionales una formación permanente para adquirir conocimientos y habilidades propios de nuestra profesión, aspecto que cuidamos en nuestro Centro y que caracteriza a nuestro Equipo, también concedemos mucha importancia al trabajo en equipo y al asesoramiento científico.
Tenemos una gran experiencia clínica y sabemos que cada persona es única y para comprender su realidad, además de estar al día respecto a los conocimientos y poseer las destrezas profesionales, necesitamos algo más: humanidad, empatía, inspiración, intuición, creatividad, curiosidad, serenidad, apertura, flexibilidad…, que tratamos de cultivar con nuestra propia práctica de mindfulness y compasión.
Nuestro propósito es proporcionar a nuestros clientes un espacio terapéutico seguro y propicio en el que se den las condiciones que permiten potenciar la salud y al bienestar. Para nosotros el espacio de nuestro Centro es un lugar de encuentro entre personas que buscan un cambio o un crecimiento personal basado en el compromiso. Estamos convencidos que las técnicas y estrategias que se emplean en la terapia no son tan potentes que por sí solas puedan sanar, sin importar a quiénes vayan dirigidas o quién las emplee.
Concedemos mucho valor a lo que conforma a cada persona, su bagaje de experiencias, su propia perspectiva y sus recursos, todo ello determinará el procedimiento a seguir con cada una. Por eso en nuestro trabajo es fundamental la escucha atenta de las preocupaciones, creencias, motivaciones, preferencias, emociones y necesidades de los pacientes con una actitud de absoluta aceptación.
Procuramos ser terapeutas mindfulness, alejándonos de ideas preconcebidas, expectativas rígidas o juicios de valor e intentamos estar centrados y abiertos frente a la realidad de nuestros pacientes tal y como es en cada momento. Hay estudios que avalan que en la efectividad de la terapia resulta más importante la relación que se establece entre paciente y terapeuta que el tipo de intervención que se realice (Lambert y Ogles, 2004), por este motivo cuidamos con esmero el vínculo que establecemos con nuestros pacientes para entrar en sintonía con ellos/ellas.
Antes de iniciar cualquier proceso terapéutico, en nuestra primera toma de contacto nos presentamos y explicamos nuestra forma de proceder, para que nuestros pacientes sepan pueden esperar de nosotros/as y lo que nosotros/as esperamos de ellos. En ocasiones, explicamos el trabajo que vamos a realizar equiparándolo a un entrenamiento o el aprendizaje de un instrumento musical.
Cuando uno decide mejorar su forma física, generalmente se tienen unos objetivos: perder peso, tener más fuerza, flexibilidad, correr una maratón, etc., en función de las condiciones de partida y los propósitos que uno/a tenga, se ajusta el entrenamiento a realizar, el entrenador o preparador personal evalúa a su pupilo, realiza un plan de entrenamiento adecuado a la persona, proporciona asesoramiento, herramientas y guía el proceso.
Nuestro equipo suele partir de una evaluación inicial, las condiciones y establecer un punto de partida, la realizamos a través de entrevistas, autoinformes, cuestionarios y test. Compartimos los resultados de dicha evaluación con la persona y una vez establecidos los objetivos de acuerdo con ella, iniciamos el procedimiento. Otro aspecto importante que transmitimos desde el inicio, necesario para dicho entrenamiento, es mentalizar a la persona del compromiso que va adquirir consigo misma y con nosotros/as de la práctica por parte de la persona interesada en avanzar.
El trabajo personal será lo que hará posible alcanzar los objetivos, no basta con saber qué tenemos que hacer, sino hacerlo. Seguramente habrá que modificar hábitos y pautas de respuestas automáticas, en cualquier caso si seguimos haciendo lo mismo, será difícil obtener resultados diferentes, como dijo Einstein. Cuando iniciamos un proceso terapéutico, sabemos que es un proceso de colaboración donde el protagonista es el paciente y lo más importante es su esfuerzo personal, es decir, lo que él/ella vaya haciendo entre sesión y sesión.
El equipo dispone de estrategias y recursos que ponemos a disposición del paciente para que vaya aplicando en su vida cotidiana lo que vayamos trabajando en cada sesión. Motivamos a las personas y procurando que cada una confíe en sus propios recursos y en su potencial para restablecer el equilibrio, que nosotros/as iremos guiándolo para que pueda dinamizar y aprovechar de manera efectiva todo su potencial.